:)

Esta novela es mía al completo, no hay nada copiado así que espero que nadie la copie. Be original. Hecha para mis lectoras con todo el amor del mundo, porque son las mejores. Gracias por estos increíbles ratos que me hacéis pasar día a día. Nunca cambiéis ninguna de vosotras. Gracias por ser así. Atentamente: @_myswagdream. Elena.

lunes, 13 de febrero de 2012

CAPÍTULO FINAL. ~Vive tus sueños.~

Bueno chicas, para quien no lo sepa este es el último capítulo de mi novela. No diré nada más ahora, abajo sigo. Espero que os guste, y todo eso. Ahora, leer :)
                                              - - - - - - - - - - - -- - - - - -- - - - - - - - 

• Cinco años después. 29/11/2016.

|| NARRA JUSTIN ||

Las cosas habían cambiado, mucho. Yo estoy haciendo mi gira mundial, en verdad ya la estoy terminando. Por mi entorno todo era lo mismo. Ya no era ese típico ‘Chico imagen’ Había crecido.  Ahora mismo tengo 20 años, que locura, 20 años. No estoy muy bien, aparte de por la prensa, me presionan mucho y yo no quiero hacer cosas de las que luego me arrepienta, hubo un tiempo que no salía, solo lo justo. Hace semanas que me empiezo a ver con una chica, Selena. Selena Gómez. Por lo tanto ahora tengo que contar algo de Sofía ¿no? Bien. Estaba todo genial, jodidamente genial. Nunca pude imaginar que… que pasaría lo que nadie se esperaba que pasase. Sofía murió. Teníamos planes de futuro hechos, juntos. Nos íbamos a casar. Teníamos todo. MI CORAZÓN MURIÓ CON ELLA. Ahora sólo tengo nuestras cartas, su collar del que no me despego y una última carta que me escribió en el hospital, antes de morir. Allá va.

• Sofía Martínez. 07/12/12.
“Justin, gracias por este tiempo. Sin duda eres la mejor persona que nunca he conocido. Y ¿cómo empezar? Recuerdo… recuerdo todo lo que tuve que pasar siendo tu fan, antes de conocerte. Muchas cosas que nunca te he contado pero creo que ya es hora de que lo sepas. La gente me decía cosas, la gente se metía conmigo por ser belieber, me jodía la vida. Ellos me decían que tú eras una mierda, que eras de lo peor ¿Sabes cómo me sentaba eso aún sin conocerte? Me servía para morirme por dentro, todos los días tenía que salir con una puta sonrisa de mi casa. Cuando tenía ganas de morirme, pero ¿Sabes? ¿Sabes porque no hacía nada? ¿Porque no me suicidaba? Era lo más fácil en estos casos, ¿no? Acabar con todo. Pues no, no lo hacía, porque hay algo, algo por encima de todo, algo que me hacía sonreír, que me hacía llorar. Que me hacía emocionarme o me hacía ser la persona más feliz del mundo. No lo conocía, la gente me decía que nunca lo haría. Que estaba loca. Que siguiera con mi vida y me dejara de fanatismos tontos que no te llevan a ningún lado en esta vida loca. Pero yo no me rendí, yo seguí adelante con dos ovarios como una buena belieber. Hice todo lo que había que hacer. Por circunstancias de la vida no pude ir a ningún concierto antes de que tú me invitaras, pero participé en unos cincuenta concursos de mierda. Sólo ganaban los putos enchufados de siempre que son tan egoístas como para comprar un concurso y ver a su ‘ídolo’ por tercera o cuarta vez. Yo seguía muriéndome por dentro e intentando que esta vez si fuera la mía, pero no. Seguía sin serlo, seguía esperando otra jodida vez emocionada para luego nada. Como siempre. Bueno, no voy a decir nada del día en el que te conocí porque ya sabes de sobra que fue el mejor de mi vida. Ahora. Quiero agradecerte por todo el tiempo que yo tuve cáncer, si me acuerdo bien fue un año y medio. Quiero agradecerte por todo, gracias por todo de verdad. Estuviste ahí en todo momento. Tú, Usher, Scooter, Ryan, tu mamá, Chaz… todos. Fue increíble para mi verme tan querida por todos ustedes. Sin duda os convertisteis en mi mayor apoyo en esos momentos. Lo pasé muy mal, muy mal. Cuando perdí el pelo perdí las ganas de todo. El cáncer se le había extendido por todo el jodido cuerpo y antes de que los médicos pudiesen hacer nada ya había perdido casi la vista. Poco a poco empezaba a perder las ganas de comer. De dormir. Las ganas de vivir. Gracias a ti pude salir adelante, gracias a que me llevaste a los mejores especialistas del mundo y pude salir de esto. Volví a vivir. Todo parecía que nos sonreía otra vez, todo volvía a ser perfecto. Empezamos a tener  ya planes de boda, un futuro, un futuro juntos. Pero otra vez dos años después se volvió a derrumbar nuestro pequeño mundo. Esta vez fue a ti. Morí por dentro cuando me dijiste que tenías una enfermedad del corazón. Yo estaba en España, nos distanciamos un tiempo por motivos de tus giras y mis estudios. ¿Recuerdas?  Entonces era 2011. Cuando se supo lo de tu enfermedad hubo un revuelo impresionante, todo el mundo hablaba de ello. Y yo como siempre moría por dentro cada vez que salía en la tele y yo no podía hacer nada por la puta distancia de mierda. Ella me ha jodido toda la vida. Ya sí que no me pude controlar a mí misma cuando Scooter me llamó contándome la gravedad del problema y cogí el primer avión que salía hacia Canadá, dejándolo todo. Porque tú no te imaginas lo que yo siento por ti, es increíble. Todos los días iba a verte al hospital, todos los días. Sabía que la gente escondía algo, algo que no me querían contar. Pero un día, un día cuando estábamos solos en la habitación... La curiosidad me mató y abrí el segundo cajón de tu mesilla, es ahí cuando vi tu parte médico. Que decía que sólo vivirías si alguien te dona un corazón. No pude evitar pensar ser ese corazón, lo hablé con tu madre. Ella estaba destrozada. Me lo negó rotundamente. Pero ¿Quién si no podría ser ese corazón? A nadie le podía preguntar si quiere morir por salvarle, era absurdo. Y sí, fui ese corazón. Porque ya no me quedaba nada, sólo tú. Y sabía perfectamente que yo era tu única salvación. Reflexionando escribí en un papel esto, todo lo que acabas de leer. Y cuando llegó el día no pude hablar con nadie. Se encienden las luces, te miro. Llega mi final y tú nuevo principio. ¿Sabes? Ahora estará dentro de ti mi corazón, te lo has ganado. Sólo me queda algo que escribir, y es esto. Y es que para que tú vivieras alguien tenía que morir, estaré mejor en el cielo que aquí sabiendo que tú sigues cumpliendo tus sueños, porque como te dije una vez yo VIVÍ MI SUEÑO y tú continuarás VIVIENDO TUS SUEÑOS, por mí y por ti. Te cuidaré siempre. Recuerda nuestra historia. Recuérdame. Nunca estarás solo, MI CORAZÓN ESTARÁ DENTRO DE TI. Re haz tu vida. No estés  mal por mí. Recuerda que TIENES MI CORAZÓN. Estoy contigo, Justin. De una Belieber que te amó, te ama y te amará siempre. Recuerda que tú me diste la vida. Te la debía. Nunca estés triste. TE QUIERO.”

Y… ¿Sabes, Sofía? Gracias a ti volví a nacer. Gracias a ti ahora, soy quien soy.

Hola. Espero que no hayáis muerto, ni nada. Bueno, el final no es muy feliz, pero tampoco es lo más triste que podría ser. Ahora, GRACIAS por todo de verdad, por los buenos ratos que me habéis hecho pasar, por todas esas menciones en twitter, por todos los aeiorfjlñdjfl y los qoawsdnjqfjfjf, no sé tío, de verdad. Y ahora espero que no me olvidéis y que para vosotras no sea una chica más de la que leísteis la novela, no, yo quiero que recordéis a @_myswagdream siempre, y que recordéis los buenos ratos que creo que os he hecho pasar. Jo. Y bueno, no sé, me gustaría que me mandárais una mención con como estáis ahora, en este momento que lo acabáis de leer, que si os ha gustado y todo lo que queráis, y si no os cabe en 140 carácteres pues me enviáis 20 tweets, jajaja. Me gustaría que ya que es el último capítulo terminárais diciendo todo sobre la novela a lo largo de este tiempo. Y sí, tengo más novelas. Pero no estoy segura de que quiera seguir subiendo aquí, como ya os he dicho a algunas que me han preguntado, me lo pensaré. Nada más, OS QUIEROOOOOOOO MUCHO Y SIEMPRE OS VOY A TENER EN EL CORAZÓN. AFIKLSDJÑFLSKJ.
PD: Ya sabéis, nada es imposible. Vive tus sueños.

domingo, 12 de febrero de 2012

CAPÍTULO 26. ~Vive tus sueños.~

-Bueno… a ver, voy al baño a por las cosas de ahí, ve abriendo la maleta que está debajo de la cama. –Dije dirigiéndome hasta el baño.
-Pero donde te crees que vas. –Dijo cogiéndome por la cintura.
Yo reí nerviosa.
-Al baño. –Dije con retintín.
-Mmmm… de eso nada. –Dijo juntándome con la pared mordiéndose el labio.
Yo miré abajo.
Me subió la cara. Comenzó a besarme suavemente con una mano en mi cara, mientras que con la otra mano subía por mi tripa hasta mi cuello. Yo le imité y puse una mano sobre su pelo, con la otra fui subiendo su camiseta poco a poco, adentrando mi mano entre ella.
Comenzó a besarme más rápidamente, él llevaba el control, yo hace tiempo ya lo había perdido, di media vuelta y se quedó contra la pared, subió mis piernas rodeándole con ellas y me volvió a pegar a la pared, yo llevaba vestido y estaba muy incómoda así. Cogí otra vez de su camiseta y tiré de ella hasta quedármela en la mano. Él buscó algo por mi espalda, la cremallera del vestido. Se separó un poco de mi lamiendo sus labios, lo que me provocó lamer los míos. Cuando la encontró intentó tirar pero no pudo. Había doble cierre por dentro del vestido, yo solté una pequeña risa y el imitó. Me dio un besito que me mató, en ese momento paramos.
-Oh, dear. –Dijo él.
-¿Qué? –Me extrañé.
-Nada, nada. –Dijo con cara de concentración.
-Me encantan tus besos. –Volvió a decir. Yo lamí mis labios otra vez. Me cogió de la cintura y me volvió a besar, esta vez más brusco.
-Bueno ya, ¿Me dejas coger las cosas del baño? –Dije susurrando.
-Sí. Venga. –Dijo abriéndome la puerta. Yo sonreí. Cerré la puerta.
Cogí el champú que había dejado ahí esta mañana, también las sales de baño de mi mamá. El secador y la plancha del pelo, casi no podía con todo en las manos. Intenté abrir la puerta pero no pude. Probé una segunda pero tampoco pude. Dejélas cosas y volví a probar dos veces más.
-Justin abre, no tiene gracia. –Dije cansada desde adentro. Nadie me contestó.
-Vamos Justin, no me hagas que me enfade, que estoy muy fea. Se escuchó una pequeña risa pegadiza. Su risa. Me hizo reírme a mí.
-Vamos, abre la puerta. –Carcajeé. Volvió a reírse.
-Justin que abras la puta puerta joder.
-¿Voy a tener recompensa? –Dijo por fin.
-¿Tener que? –Dije.
-Recompensa.
-Que recompensa ni que nada, que abras. –Dije riendo.
-Mmmm… pues ahora no quiero.
-Justin no sé si te acorarás que soy claustrofóbica, aquí no hay ventanas, me va a dar algo. –Dije nerviosa.
-No seas mentirosa, hay  un ventanal. –Rió.
-Joder. –Dije. –Vamos abre. –Volví a decir.
-Que no, jé. –Dijo con un tono que me hizo gracia. Se escuchó un ruido.
-¿Qué mierdas se oye? –Volví a preguntar.
-Me he caído, ¿vale? –Dijo con un tono que me hizo reír. Yo reí a carcajadas, a más no poder.
-Que lerdo.
-Eso lo serás tú.
-¿Qué haces? Vamos, ábreme. –Volví a decir.
Se volvió a escuchar esa risa pegadiza.
-Te odio. –Dije gritando. Él rió.
-No enserio, te odio. –Dije. Él volvió a reír.
-¡Que me abras joder! –Grité hasta dejarme sin voz.
-Venga, está bien. –Dijo cansado esta vez él.
Abrió la puerta de par en par.
En este momento pude ver un camino de pétalos de rosa desde el baño hasta la cama ¿Hasta la cama? Qué casualidad. Eran Rojas, rosas claritas y oscuras. Yo seguí el camino con una sonrisa en la cara. Llegué hasta el final de las rosas pero Justin no estaba.
-¿Justin? –Dije un par de veces.
Entonces él salió con una rosa de color rojo, se acercó a mí despacio sin decir palabra.
-‘You are my favourite girl’. –Me susurró al oido. Eso me mató, absolutamente acabó conmigo. Sonreí y le abracé.
-¿No se supone que las sorpresas te las tengo que dar yo a ti? Es tu cumple. –Dije.
-La mayor sorpresa es que tú hoy estás aquí. –Dijo mirándome a los ojos. Yo sonreí.
-Estás loco. –Volví a decir mirando para los lados.
-Loco por ti. –Dijo cogiendo de mi labio con sus dientes y llevándolo hacia él, yo hice lo mismo con su labio.
|| NARRA JUSTIN ||
En ese momento creo que se perdió nuestro control, tanto el suyo como el mío. ¿Siempre hay una primera vez para todo, no? La cogí de nuevo, antes pude observar el cierre de su maldito vestido y fui a saco, esto era demasiado para mí. La besé con todas las fuerzas y bajé mi mano a su trasero, ella se apretó más a mí, la tiré contra la pared y ella giró, ahí fue cuando le pude quitar el vestido, dejándolo caer abajo, ella estaba completamente en ropa interior y yo sin camiseta, ya que me la había quitado antes. Me ruboricé de verla así, nunca antes la había visto así aparte de en biquini, y  eso que llevábamos ya casi un año, pues estamos a uno de Marzo. Y llevamos desde Abril. Seguíamos así hasta que dí el paso de cogerla y llevarla hasta la cama, la dejé despacio y me tumbé encima de ella, seguimos besándonos, ella bajó besándome por el pecho y el cuello. Yo la cogía de la cintura sin dejar la compenetración.
|| NARRA SOFÍA ||
-Justin, Justin, Justin. –Dije parando. Sí, no sé porque ni como pero lo paré. Él no se inmutaba. Seguía a lo suyo.
-Justin. –Dije sacando un pequeño aliento de voz.
-¿Qué? –Dijo entre beso y beso, entre caricia y caricia.
-Justin, que pares. –Alcé la voz.
-¿Qué pasa?
-A ver… una vez leí lo de tu virginidad hasta el matrimonio, ¿es cierto? –Dije.
Justin me miró sonriendo. Cogió el anillo que estaba colocado en su dedo anular y lo lanzó por el balcón. Volvió a lo suyo, me empezó a besar más suavemente pero luego volvía a hacerlo salvaje, me comenzó a besar por el cuello, yo a él lo cogía del pelo, sinceramente habíamos perdido el control, y eso me gustó. Cogió del enganche de mi sujetador y me miró como pidiéndome permiso, eso es algo que me encanta. Yo asentí. Oí el ‘click’ y en un momento calló al suelo.
El resto no hace falta que lo diga. Justin se quitó los pantalones y lo que le faltaba y yo le imité, hasta que quedamos completamente sin ropa. Sacó un plastiquito de su bolsillo del pantalón que estaba tirado en el suelo, no me preguntéis de donde ni como lo tenía ahí, se lo puso. Lo demás lo marcaron nuestros movimientos. Sólo recuerdo que me dijo un ‘avísame si te duele’.
Cuando volvimos a recobrar el aliento no dijimos ni una sola palabra, sólo nos miramos y sacamos una sonrisa.
Eran más o menos las diez de la noche.
-Ahora, se supone que se dice lo de ¿Te gustó? ¿No? –Rió nervioso. Yo reí con él.
-Me encantó. –Dije dándole un besito de gnomo.
-A mí también me encantó. –Dijo él cubriéndose con la sábana.
La verdad es que esto era raro, acabábamos de hacerlo por primera vez, tanto él como yo, como juntos. Era extraño, a mí me ha encantado, la verdad. Era perfecto, era con él.
|| NARRA JUSTIN ||
Había sido increíble. Ahora no sé de qué hablar con ella. Salió así, salió que lo hiciéramos y lo hicimos. A mí me gustó, mucho.
Nos volvimos a mirar y nos reímos. Nos abrazamos aún en la cama.
-¿Pedimos para cenar? –Dije.
-Vale. ¿Nos lo traen aquí? –Preguntó esta vez él poniéndose de nuevo la ropa, aunque seguía sin camiseta. Yo fui a la maleta y me puse unos pantalones de pijama y una camiseta básica de tirantes.
-Sí. –Sonreí entrando al baño.
-¿Pedimos pizza? –Dijimos completamente al unísono. Reímos también a la vez.
-Sí. –Dijo él entrando en el baño también. Me dio una palmada en el trasero, y fue hacia el inodoro para hacer pis.
-Córtate un poquito ¿no? –Dije sonriendo y mirándome en el espejo.
-¿Yo? ¿Ahora? Paso. –Dijo riendo. Yo reí con él, fui a darle un besito y salí.
-¿Llamo ya? –Dije.
-Sí. –Dijo él desde el baño.
Llamé y unos diez minutos después vino un hombre a traernos una pizza enorme, pero acabamos con todo en poco tiempo, estábamos hambrientos. Después llamamos a un guardaespaldas de Justin para que viniese a recogernos, hubiéramos llamado a Kenny pero está con mamá y Pattie. No sé cuándo llegarían ellos de nuevo.
Vino a por nosotros, nos llevó a casa, saludé de nuevo a sus abuelos, son encantadores. Subimos arriba y no tardé en dormirme.

Ya sabéis. Y eso, os quiero.

viernes, 10 de febrero de 2012

CAPÍTULO 25. ~Vive tus sueños.~

Estaba ahí, echo una bolita, con la mano por debajo de la almohada y tapado hasta arriba. Me acerqué silenciosa hasta él, me arrodillé a la altura de la cama y le di un besito en la mejilla. Toqué su pelo, él se quejó y dio media vuelta quedándose mirando para abajo. Yo reí a carcajadas, pero no se enteró. Me senté en la cama, cogí aire y volví a él. Volvió a darse la vuelta, le toqué la cara, abrió un poco los ojos. Yo sonreía. Volvió a abrirlos un par de veces.
-¿Estoy soñando? –Dijo aún medio dormido. Yo reí.
-Te quiero mucho. –Dije. El abrió mucho los ojos y saltó de la cama rápidamente, llevaba un pijama negro con ositos, yo reí a carcajadas.
Se levantó y lo abracé con fuerza, con toda la que pude sacar y traté de pegar su cuerpo al mío milímetro a milímetro para demostrarle a esa puta que llaman distancia que podíamos luchar contra ella. Acabamos con ella, la vencimos, la aniquilamos, la matamos, la descuartizamos y nos reímos de ella a carcajada limpia sin ni siquiera sonreír después, sólo nos besamos.
-¿Qué haces aquí, cariño? –Dijo cogiéndome de la cara.
-Felicidades. –Dije seria mirándole a los ojos. Acto seguido le besé.
-Toma, tu regalo. –Dije dándole la cajita.
-¿Para qué? Mi regalo eres tú. –Dijo sincero.
Yo sonreí. -Que tierno es, joder. –Pensé. Lo abrió.
-No es gran cosa… -Dije. Él me cortó.
-¿Qué no es gran cosa? Me encanta, me encanta. –Dijo dando unos saltitos. Yo reí, es como un niño pequeño.
Estuvimos hablando de todo durante más de cinco horas, se hizo la hora de comer. Le conté sobre el cáncer, él me lo preguntó. Dijo que haría lo posible por que no me ocurra nada, le conté también que ahora estoy bien debido a las pastillas, me queda más o menos un mes de este tratamiento y tendríamos que pasar a mayores, mientras tanto estaba segura.
-Hace frio, ¿verdad? –Cambió de tema totalmente.
-Mmmm… yo no. –Reí.
-¿Tienes frío?
-No.
-¿Tienes frio?
-No.
-¿Tienes frio? –Preguntó una tercera vez.
-Que no, pesado. ¿Cuántas veces me vas a preguntar eso?
-Las que necesite para poder abrazarte. –Dijo mirándome como un poético. Yo reí a carcajadas.
-Que cursi. –Dije dándole unos golpecitos en la nariz. El me dio un muerdecito en el labio.
-¿Bajamos a comer? Tengo hambre.
-Veo que no has cambiado. –Reí. –Vamos.
-Oye, sabes que tu abuela me ha confundido con una fan. –Reí bajando los escalones. El rió.
-Yo le digo que no deje entrar a todas las chicas, me violarían. –Dice riendo.
-¿A ti? Bah, lo dudo. –Reí mirándole.
-A ver señorita Sofía, ¿Quieres comprobarlo aquí y ahora? –Dijo juntándome con la pared.
-Pues no estaría mal. –Reí guiñándole un ojo.
Él se mordió el labio. Y fue hacia mi cuello para morderlo también.
-¿Puedes explicarme por qué están mi abuela y nuestras madres aquí y ahora, en este momento? No lo entiendo. –Dijo nervioso y riendo.
Yo reí.  -Justin que me lo has dejado rojo, verás cómo lo vean. –Dije riendo y mirándome el cuello en un espejo.
-Tápalo con el pelo. Así, así. –Dijo moviendo mi pelo y riendo.
-O contrólate. –Grité riendo.
-Imposible. –Volvió a morderse el labio.
Yo reí a carcajadas.  Llegamos a donde estaban todos, entre risas. Justin seguía mordiendo su labio a propósito y yo reía nerviosa.
-¿Qué os pasa? –Preguntó mi madre después de saludar a Justin, yo hice lo mismo con Pattie.
-Nada. –Dijo Justin casi llorando de la risa.
-Ya, calla. –Le dije por lo bajo. Justin volvió a explotar.
-Te odio cuando haces eso. –Dije otra vez por lo bajo.
-¿Qué hay para comer? –Dije cambiando de tema. Justin me miró obvio y abrió mucho los ojos con mueca de risa. Yo me puse aún más nerviosa y reí.
-Mal pensado de mierda. –Dije dándole un puñetazo sin dolor en la tripa. Él rió. Yo puse cara de pocos amigos y paró.
-¿Qué hay para comer? –Volví a decir apretando su pierna.
-Espaguetis. –Dijo Pattie.
-Mmmmm… -Dijo Justin por lo bajo. Yo reí. Lo echaba tanto de menos, sus risas, sus muecas, sus gestos, sus gracias… Su todo.
Terminamos de comer, mamá me dijo que fuéramos yo y Justin al hotel a por las cosas, ya que las habíamos dejado ahí, el hotel estaba pagado para hoy y un día más, porque había oferta. A Justin le pareció buena idea eso de ir a un hotel, los dos solos ha ‘recoger la maleta’. Mamá y Pattie nos dijeron que ellas se irían hacia otra ciudad esta noche, a visitarla y a estar por ahí, se llevarían a Kenny. Y en casa de los abuelos de Justin solo están ellos, sus abuelos. Esto sería divertido.
Llegamos al hotel. Avisé a la recepcionista de que venía con Justin Bieber y ella nos abrió por la puerta de atrás a cambio de un autógrafo y una foto.
Entramos en la habitación.

¡Holaa! Jé, bueno como ya sabéis, se acerca el final. Espero que os estén gustando estos capítulos, igual que digo siempre. Y nada, que gracias por leerme de verdad. Eso no sería posible sin vosotras. Ya sabéis, mencionarme con lo que os ha parecido este capítulo en twitter y eso. Por cierto, podéis seguirme en @StrongforJustin, es una cuenta de apoyo a Justin donde yo y dos chicas más pondremos noticias, facts, mini historias y demás sobre Justin. La acabamos de crear. Y nada más, os quiero.

jueves, 9 de febrero de 2012

CAPÍTULO 24. ~Vive tus sueños.~

• Nos quedamos en.
Colgué la mochila de mis hombros y bajé las escaleras justa de tiempo.
-Hija. –Dijo mi mamá mientras yo cogía un panecillo de la despensa.
-¿Qué? –Dije.
-Hoy no vas al colegio.
-¿Por qué?
-Haz tu maleta, nos vamos a Canadá. Me he enterado que mañana es el cumpleaños de Justin y quiero que estés con él, ahora que puedes.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
-¿Cómo? –Dije abriendo los ojos. Demasiado.
-Eso, venga. El avión sale en tres cuartos de hora.
Yo sonreí de oreja a oreja, abracé a mi madre y subí corriendo a hacer la maleta. Mamá me dijo que me llevara bastante ropa, pues había comprado billete de ida pero no de vuelta. Creo que es mejor que vaya yo allí, porque él es Justin Bieber, y en Canadá ya están medio acostumbrados de verle. No es lo mismo. Subí, abrí mi armario y me puse a echar pantalones, chaquetas, camisetas, sudaderas, vestidos, zapatos, zapatillas… De todo un poco. Tardé 15 minutos en llenarla y bajé abajo. Mamá me estaba esperando con su maleta. Que sí, que tengo cáncer pero soy igualmente una niña de 16 años que quiere disfrutar de la vida.
Llegamos al aeropuerto, algunas chicas me pidieron fotos. Ahora soy medio conocida, me dijeron: ‘Háblale a Justin de nosotras cuando lo veas, por favor.’ De verdad, me siento tan identificada. Subí al avión después de un largo camino, me senté en el lado de la ventanilla como siempre. Me encanta ver como el avión va avanzando. Me puse a leer unas revistas que había en un lado del asiento. Puse mi IPod. Al cabo de tres horas lo apagué, me aburría. Habían pasado unas seis horas, no podía dormir, supongo que de los nervios. Un  poquito más de cinco meses sin verle. Lo echaba tanto de menos. Ahora íbamos por la carta número 33, le mandé la mía hace unos días. No sé si le habrá llegado aún. Me puse a pensar en todo un poco. Mamá cortó mi pensamiento.
-¿Qué piensas? –Dijo mi madre.
-Nada… tengo muchas ganas de verle.
Ella sonrió.-Entiendo.
Esta vez sonreí yo. -¿Qué tal con?… ya sabes con el hombre que me dijiste.
-Bueno… no teníamos nada, pero lo hemos dejado.
Yo miré a mi madre con cara de no entender.
-¿Por qué? Si estabas feliz…
-Ya, pero son cosas que pasan Sofía.
-Bueno, entiendo. Mamá sonrió triste.
-¿Y ahora estás mal? –Pregunté de nuevo.
-No, no… En Canadá hay buenos hombres, ¿no? –Rió.
Yo reí bastante. –Pues sí. –Dije. -Si todos son como Justin. –Reí por lo bajo.
Seguimos con la conversación y pronto llegamos. Guardé mi IPod en el bolsillo del pantalón y salimos del avión. Gracias a Dios no me reconoció nadie. Pronto salimos de todo el aeropuerto y cogimos un taxi hacia un hotel. Mamá dijo que mejor nos quedamos ahí y mañana vamos a darle la sorpresa a Justin, es su cumpleaños. Total son las 5 de la tarde y estamos cansadas, a mí me pareció bien.
Llegamos a la recepción del hotel y unos minutos después nos dieron entrega de la llave, subimos a la habitación, nada más entrar me tiré en la cama, estaba muy cansada. Mandé un mensaje a Justin.
“¿Quién cumple 17 años mañana? Mm… creo que nadie jijijiji, te amo cariño”.
Él rápidamente me contestó.
“Eres tonta, como no te acuerdes de felicitarme ya verás. Yo te amo más mi vida, quiero verte”.
En este momento recordé que no tenía un regalo comprado. Me levanté de la cama corriendo. Hablé con mi mamá y una media hora después salimos a comprar. Llegamos a una joyería, tenía pensado regalarle una chapa de las típicas que lleva él, pero con nuestros nombres y un te quiero. O algo así.
-Hola. –Sonreí apartando la cortina a un lado.
-Hola. ¿Desea algo en especial? –Dijo el dependiente.
-Sí, un regalo para mi novio. ¿Tiene chapitas?
Me enseñó unas veinte más o menos, de todos los tamaños y todas las formas posibles, al final escogí una mediana y de la forma normal que siempre las lleva, así cuadrada con las puntas en redondo.
Al final gravé esto: “Sofía y Justin.” Y un poco más abajo “te amo cariño.”
Pagué al dependiente, lo metió en una cajita azul marino y salimos de la tienda. Rápidamente volvimos al hotel, si alguien me reconoce podría romperse la sorpresa.
Subimos a nuestra habitación y llamamos a recepción para que nos subiesen la cena. Después tomé mis pastillas y más tarde nos acostamos, estábamos muertas de sueño.
• Al día siguiente.
-Despierta. –Dijo mi madre tambaleándome.
-¿Qué hora es? –Dije abriendo los ojos y ajustándome sobre la almohada de mi cama.
-Las 6 menos cuarto de la mañana. Si le das una sorpresa que sea buena, ¿no? –Dijo Mamá riéndose. Yo reí también.
-Esta cama es muy cómoda. –Dije volviéndome a colocar.
-Vamos, despierta y entra en la ducha. –Dijo mamá asomándose por el balcón del hotel, había unas vistas maravillosas.
Yo me levanté de la cama y fui hacia un pequeño armarito donde ayer guardé las pastillas. Tomé de las rojas, dos. Esas son las de por la mañana. Después me duché, una media hora después salí del baño vestida con un vestido peculiar, fue el que él me regaló aquél día en España ¿Recuerdas?
Me puse lo mismo que aquél día y me pinté un poco, hoy iba a ser un día especial. Después de peinarme y demás mamá llamó a un taxi que nos llevaría hasta casa de los abuelos de Justin donde él está ahora. De descanso.
Llegamos, mamá pagó al taxista y bajamos.
Cogí aire y nos dirigimos a la puerta. Eran las 7 y media de la mañana.
-¿Estarán despiertos? –Pregunté al aire.
-No sé. Llama. –Dijo ella.
Volví a coger aire y toqué dos veces. Un perro adentro empezó a ladrar, es Sam.
-Sammy. –Dije por lo bajo.
Una mujer abrió la puerta, oh… era la abuela de Justin.
-Hola. –Sonreí grande.
-Hola. –Sonrió la mujer extrañada.
-¿Quién eres? –Volvió a decir. Yo reí.
-Soy la novia de Justin. Me dijo que tenías ganas de conocerme.
A ella le cambió la cara.
-Cariño, tantas niñas vienen diciéndome eso.  Yo reí aún más.
-Es verdad, bueno también soy su fan. Pero sí, soy su novia. –Acto seguido le enseñé el fondo de mi móvil, era una foto de Justin abrazándome por detrás dándome un besito.
Ella sonrió.
-Pasa querida, eres más guapa de lo que hubiera imaginado.
Esta vez sonreí yo. –Gracias, usted es… como en la película. –Reí.
-¿Y tú eres su madre, verdad? Os parecéis mucho. –Dijo a mi mamá.
-Sí, sí. Yo soy su mamá. –Rió.
-Sentaos. Justin está durmiendo. ¿Cuántos años tienes niña? –Volvió a mí con cariño.
-Tengo 16. –Le sonreí.
-Me gustaría ir a despertar a Justin. –Volví a decir con un poco de vergüenza.
-Está bien. –Sonrió.
-Sube las escaleras de la izquierda, donde está el zorro con la pata rota, al subir la segunda a la derecha, es su habitación. No te extrañes por el desorden. –Volvió a decir.
-Está bien. –Reí. Mamá y ella se quedaron ahí.
-Que linda es su hija. –Escuché decir a la abuela de Justin mientras yo me disponía a subir las escaleras con una sonrisa en la cara.
Llegué a su habitación, cogí aire. Entré.

 AQWADILJADOAJWDSAO, ¡A ver que pasa! Bueno, lo mismo de siempre: Espero que os haya encantado, los comentarios a twitter. Gracias por todo. Y también pinchar en lo de 'interesante, guay o divertido'. Pues en lo que os haya parecido de los tres, jeje. OS QUIERO NENAS.

miércoles, 8 de febrero de 2012

CAPÍTULO 23. ~Vive tus sueños.~

[ NARRA JUSTIN ]
Después de más de tres horas hablando, colamos el teléfono.
Llamé a Scooter para que me diera unos días de ‘permiso’ necesito estar con ella. Él me lo negó. Ahora no tengo gira, pero tenía que hacer grabaciones, historias. Mil cosas. Pero yo quiero estar con ella, quiero estar con ella joder. Que si le pasa algo… si le pasa algo me muero. Me muero.
Pasaron los días, lunes, martes, jueves… yo seguía sin saber nada de ella, hablábamos por teléfono siempre que podíamos pero eso no me vale. Me dice que está bien, pero sé que no. ¿Cómo se puede estar bien con una enfermedad así? Ella quiere que no me preocupe, ella… ella es mi vida.
[ NARRA SOFÍA ]
Hoy también decidí ir al instituto. Creo que con las pastillas esto me va un poco mejor, sigo sin fuerzas, sin comer, sin ganas de nada. Pero parece que mi dolor cada vez disminuye.
Se pasaron las horas rápido como siempre. Al llegar a mi casa tenía una sorpresa, la carta número 29 de Justin.
-Hija. Llegó la carta. –Dijo mi mamá dándomela sonriendo.
La verdad, todo esto de mi enfermedad me ha hecho unirme más a mi madre, desde la muerte de mi hermano no era nada lo mismo, pero ahora estamos muy unidas. Me ha contado que ha conocido a un hombre. Ya que mis padres están divorciados. Me ha dicho también que se llama José y es un año más mayor que ella. La veo feliz, y eso me gusta, sí. Me gusta. Cogí la carta y comencé a leerla sentándome en la silla de la cocina, ya no me escondía para leer estas cosas.
“Hola Sofis. (¿Sofis? Sólo me llama así…) Soy Alfredo. (¿Alfredo?) Hablo en nombre de todos. Justin nos ha contado lo que ha pasado. Todos te mandamos mucha fuerza y ánimos desde aquí, nos has demostrado ser una persona muy fuerte, y que no se rinde fácilmente. También te queremos decir que puedes venir cuando quieras, y que antes de lo que te imaginas iremos a verte todos los que podamos. Queremos que estés bien, sí. Es muy fácil de decir, pero para ti suponemos que es muy difícil. Bueno, te dejo ahora con ‘Mamá Jan.’ Espero que te mejores. Hola cariño, como te ha dicho Fredo estamos aquí, tus amigos, la gente que robaba tiempo de tu Bieber en las giras, tu suegra, todos. Todos estamos aquí para ayudarte. Tienes 16 años… aún te queda toda una vida por delante, toda una vida para poder vivirla, y que nosotros la podamos ver, sólo te digo que tienes que ser fuerte, ¿vale? Deseo verte pronto y que sigas haciendo con Justin esas escalas de ‘Do’ que tan bien te salían. Te dejo con Scooter. Hola pequeña, no me voy a repetir. Siento que Justin no pueda estar ahí, no me culpes, pero no le dejo ir porque tiene mil cosas que hacer, no puede escaparse. Sacaremos tiempo ¿vale? Sé que es una persona importantísima para ti, sé también que lo significa todo en tu vida, sólo te pido que seas paciente, espero que lo entiendas. Cuídate mucho, espero verte pronto. Bueno, aquí estoy yo. Soy Pattie. Sofía cariño, siento mucho esto, muchísimo. Si hay una persona en el mundo que no se merezca nada malo eres tú… tengo que decirte todo lo que te han dicho ellos más otra cosa, cuidaré de Justin, cuida tú de tu mamá, se merece ser feliz. Un beso enorme. Ahora sólo quedo yo cariño. Elegí el último para que así no puedan ver lo que te escribo jajajaja, pero… ¿Qué decir? Sé que llevamos 29 cartas escritas, ¿puedo decirte algo más? Creo que ya te lo he dicho todo. Ryan y los demás te mandan ánimos, mis abuelos también. Les estuve hablando de ti y tienen muchas ganas de verte. Y yo, yo te amo con toda la fuerza de mi corazón. Me tendrás ahí, en el corazón. Sofía, por si te lo preguntas. NUNCA, nunca te voy a dejar, NUNCA. Aunque tengas cáncer, aunque estés a punto de tirarte por un precipicio, aunque me den a elegir entre tú o  Beyoncé… siempre voy a estar aquí. Tenemos que ser fuertes, tenemos que ser fuertes juntos. Eres mi novia, y te amo. No sabes cuánto deseo poder volver a verte. Te quiero con todas las fuerzas, te mando todo mi ánimo y todo mi apoyo. Eres lo mejor de mi vida. Te echo de menos. Te amo.”
Creo que ya sabéis lo que hice. Lloré.
-¿Qué te pone hija? –Me preguntó mi madre asomándose por el hueco que había dejado entre mi cara y la mesa.
Yo le pasé la carta a mi madre para que la leyera.
• Al cabo de unos minutos.
-Es… es muy bonita. –Dijo desde su sitio.
-Ya, ya lo sé. –Sonreí. Nos quedamos calladas.
-Tengo miedo. –Dije rompiendo el silencio. Mi madre me miró.
-¿Miedo a qué? –Dijo por fin.
-A morirme, ya sabes. A perder el pelo, a perder… en fin a perder la vida. –Dije.
-Tienes que estar tranquila. ¿Vale? Confía en mí.
-¿Cuándo empezaré con la quimioterapia?
-No tengas prisa. Según la última analítica, el cáncer sigue ahí, pero todo va a mejor. No tengas miedo. ¿Vale?
-Vale… -Dije sacando un soplo de voz.
-Mamá. –Volví a decir rompiendo el silencio.
-¿Qué quieres?
-¿Me voy a morir? –Pregunté secando mis últimas lágrimas.
-No lo sé hija, no lo sé.
-Tengo mucho miedo. –Dije otra vez comenzando a llorar. Ella se acercó y me abrazó.
-¿Papá sabe algo? –Pregunté separándome.
-No sabe nada. No me ha llamado, hace tiempo lo llamé, hace meses, más o menos cuando te lo encontraron y no me respondió la llamada.
Yo quité la mirada a mi madre y subí arriba. Necesitaba estar sola.
Otra vez me tiré en la cama y cogí mi Ipod. Abrí la carpeta de ‘Justin Bieber, mi sueño.’ Y me puse a escuchar desde la primera canción, never say never. Hasta la que tenía la última, born to be somebody. Necesitaba escuchar su jodida voz. Después me puse con el ordenador. Me puse a buscar mil vídeos de él. Videoclips, ruedas de prensa, vídeos divertidos. Necesitaba verlo y escuchar su voz. Seguro que a vosotras también os pasa.
Terminé de ver todo, y escuchar casi todo. Eran las seis menos cuarto de la tarde. Llamé a Sandra para quedar, se puso muy contenta cuando se lo dije. Dijo que venía a por mí a casa, yo me cambié de ropa. La verdad, ya no me arreglo como antes, decidí volver a ser la misma, por lo menos físicamente para no preocupar a la gente. Aunque luego por dentro esté echa una mierda.
Me puse unos pantalones negros, con una camiseta y chaqueta marrón de distintos tonos, y los zapatos del mismo tono que la chaqueta. En el pelo, lo dejé normal dejando caer unos tirabuzones por abajo.
Cogí el móvil y guardé la carta de Justin en el baulito donde tenía las otras veintiocho.
Bajé las escaleras, llegué hacia el salón, me despedí de mi mamá y salí a la calle a esperar a Sandra, hacía bastante frio, ya que estábamos a febrero. Me senté en un banco al lado de la parada de autobús.
-¿Sofía? –Se acercó alguien por detrás y sí, era Marco.
-Hola. –Sonreí falsamente.
-¿Qué tal todo? Hace meses que no nos vemos.
-Sí verdad. Bueno, todo bien.
-Me alegro, a ver si hablamos más a menudo. –Dijo acercándose, ¿demasiado? ¿Qué le pasa a este chico conmigo?
-Sí, venga chao. –Dije evitándolo. Me parece raro que no me haya de lo evidente. Supongo que aún no se ha enterado.
Después de este pequeño desprecio por mi parte él se fue, no me gusta ser así con la gente, pero por una parte… se lo merece. Unos minutos más tarde llegó Sandra. La envidio, ella está tan bien, siempre con una sonrisa en la cara, no tiene apenas problemas. Es buena amiga, siempre se preocupa por mi… la quiero. Llegó hasta el banco ajustándose como siempre sus rizos a un lado de la cabeza.
Me dio un beso en la mejilla, yo se lo devolví. Salimos de ahí a dar una vuelta. Supongo que la gente ya lo sabía, porque me miraban. El domingo fue igual, salí un rato y todo el mundo me miraba raro.
Antes lo hacían, al fin y al cabo soy la novia de Justin Bieber. Pero ahora es distinto, me miran con diferente cara, como diciendo: mírala, pobrecita. Y no quiero que piensen eso, porque puedo salir de esta. Seguía manteniendo contacto con Justin, pasaron las semanas, las cartas. Dicen los médicos que ahora estoy en la ‘segunda fase’ y que notaré todo mi organismo bien con los medicamentos, pero cuando me acabe de tomar la caja y media que me queda, tendré que empezar a pincharme, a las continuas analíticas, quizás me ingresen y sí, con la quimioterapia.
Me desperté como siempre a las 7 de la mañana, me di una duchita rápida, me vestí normal, unos pantalones vaqueros, una sudadera azul de Oxford y unas supra azules y blancas. Y me planché el pelo dejándolo normal.
Colgué la mochila de mis hombros y bajé las escaleras justa de tiempo.
-Hija. –Dijo mi mamá mientras yo cogía un panecillo de la despensa.
-¿Qué? –Dije.
-Hoy no vas al colegio.
-¿Por qué?
-Haz tu maleta, nos vamos a Canadá. Me he enterado que mañana es el cumpleaños de Justin y quiero que estés con él, ahora que puedes.
Pues, go to Canadá. 

Hoooooooola guapas , bueno, espero que os encante como siempre. Que va llegando el final como ya sabéis, pero ahora ¡van a volver a estar juntos! Qué emoción llevo yo sola, jajaja. Gracias por todo a todas. Eh, por cierto, es raro pero he investigado y he puesto ahí abajo eso de: Guay, divertido e interesante. Para una cosa que sé poner en el blog, usarla jajaja. Y los comentarios a Twitter, ¿Vale? Ala, ya no os molesto más. Os quiero.

martes, 7 de febrero de 2012

CAPÍTULO 22. ~Vive tus sueños.~

-Sofía. –Dijo ya metido en la cama.
-¿Qué? –Dije.
-Te quiero.
-Y yo a ti. –Dije desde la otra cama.
• Al día siguiente.
Me desperté, ¿Las nueve? Mi madre no me había despertado para ir al colegio. Justin seguía aquí durmiendo y supongo que su mamá y Kenny también. Me quedé un ratito en la cama mirando a Justin y pensar que hoy nos volveríamos a despedir hasta que volviera para el hormiguero como me dijo.
-Cariño. –Dijo abriendo los ojos. Yo sonreí y se acercó a mí.
-¿Nos duchamos? –Preguntó dándome un pequeño abrazo acompañado de un beso en la mejilla. Yo le miré raro.
-¿Nos? –Reí.
-Sí… primero tu… y luego yo. –Dijo mirándome.
Yo sonreí y entré en el baño, sabía perfectamente que no quería que fuese así. Salí envuelta en una toalla.
-Te toca. –Dije. Me miró, se acercó y me besó fuerte.
-¿A qué hora te vas? –Pregunté triste.
-De aquí a dos horas. –Respondió igual.
Se metió a ducharse. Yo me vestí mientras, después bajé abajo. Estaban Pattie, Kenny y mi madre desayunando. Unos minutos después llegó el con el pelo mojado, sacudiéndoselo escaleras abajo.
Yo reí silencioso. Terminamos de desayunar.
-Bueno… ¿Nos vamos? –Preguntó Pattie.
-Sí… sí. –Dijo Justin poniendo carita de bebé y mirándome.
Otra vez despedida no, por favor. Pensaba triste casi con las lágrimas saliendo de mis ojos.
-Mmm… voy arriba que se me ha olvidado coger una cosa. –Dijo Justin.
-Acompáñame. –Dijo mirándome.
Subimos arriba. Cogió de mi mano. Yo le miré sonriendo. Nos abrazamos de nuevo.
-Te voy a echar mucho de menos. –Dijo cogiéndome de la cara.
-Y yo cariño, ya sabes. Tenemos que superar la distancia juntos, y podemos. –Dije.
-Claro que podemos. –Dijo cogiendo de mi espalda.
-Llevas mi collar. –Dije sonriente mirando a su cuello.
-Sí. –Dijo tocándolo. –Me da suerte. Nos volvimos a abrazar y nos besamos un par de veces. Nos quedamos mirándonos.
-Creo que tienes que irte. –Dije poniendo cara triste.
-Sí. Eso parece. –Dijo.
Bajamos abajo, me despedí de Justin, Kenny y su mamá y después, se fueron.
• Cinco meses después.
-Sofía despierta, que llegas tarde al colegio. –Me despertó una voz.
-Hoy es sábado mamá. –Dije revolviéndome en la cama.
-Hija, es viernes. Anda despierta. –Dijo saliendo de mi habitación.
-Es verdad. –Dije con una pequeña mueca de risa.
Nada había cambiado. Ni él. Ni nuestras cartas. Ni mucho menos nuestros sentimientos. Bueno, había cambiado una cosa, una gran cosa. Hace unas semanas habían encontrado algo en mi organismo. Principios de cáncer de estómago. ¿Recordáis cuando le dije a Justin que no quería que nada cambiase si a mí alguna vez me pasaba algo, que no quería que nada frenara su carrera? Fue cuando los médicos me dijeron que no podría seguir haciendo vida normal mucho más tiempo. No he hablado con él, no sé cómo afrontar esto. Es muy complicado, mucho. No quiero empezar con la quimioterapia, quiero seguir teniendo pelo, quiero seguir siendo feliz. No quiero que me pase nada malo, quiero seguir viviendo. No me quiero morir. La vida me ha dado la mejor oportunidad del mundo que es conocer a mi ídolo y mucho mejor, estar con él. Ahora todo me va mal, no sé cómo salir a la calle con fuerzas, no puedo ser la misma de antes, quiero vivir la vida, quiero hacer cosas que hace la gente de 16 años. No me quiero morir, tengo 16 años. Le necesito a él para ser feliz, pero él tiene su vida allá, tiene su familia, tiene su carrera, su música, sus amigos famosos. No quiero que por mí lo deje todo. Deseo poder contárselo, pero no me encuentro capacitada para hacerlo. Esto es muy duro. Quiero seguir pensando en mi futuro sin miedo, quiero hacer más planes con él. Como un día dijimos, quiero tirarme con paracaídas con él, quiero tener una casa grande, cuatro hijos. Quiero vivir, necesito vivir. ¿Por qué a mí? ¿Por qué? Era la persona más feliz del mundo. Ahora me encuentro en un vacío, tengo a mis amigos, pero estoy sola. Me encuentro muy sola si no le tengo a él aquí. Lo necesito aquí. ¿Dónde está ahora cuando nada va bien? Me siento sola. Quiero que vuelva, le quiero aquí, conmigo. Quiero que me muestre el camino. Por una parte sí, pero por otra no. No quiero que por mi culpa se vaya toda su carrera a la mierda, no quiero frenar  su talento. No quiero. Cuando no le conocía, consiguió sacarme de todas las crisis. Puedo salir de esto sin él. Yo no quiero morirme.
Nadie lo sabe. Absolutamente nadie. Llevo días sin ir al instituto. Me encuentro sin fuerzas, sin vida. Mis amigos me preguntan que me pasa, les digo que tengo un constipado ¿Un constipado? Ni yo me lo creo. Le dije anoche a mi madre que mañana quería ir. Así que, voy a ir. Me levanté de la cama secando las lágrimas que habían provocado al pensar todo esto. Fui al armario, me puse un jersey negro de cuello alto y unos pantalones vaqueros. Abajo unas zapatillas normales, negras. Cogí mi mochila y sin apenas fuerzas la colgué de mis hombros.
-Tienes que desayunar Sofía. –Dijo mi mamá desde la cocina. Fui, cogí una magdalena y me bebí rápido un vaso de leche.
-Me voy. –Dije triste, no podía estar feliz. No podía.
-Recuerda, si te encuentras mal, voy y te recojo. –Dijo abrazándome.
-Vale mamá. –Dije secándome las lágrimas. Otra vez.
Llegué al colegio y miré a los lados. No estaban mis amigos por ahí. Mire mi horario, matemáticas. Entré en el aula, era la 32.
Me senté en mi sitio de siempre sin saludar a nadie. Me miraban como raro. Miré a los lados. Llegaron mis amigos. Me preguntaron que qué me pasaba, no dije nada. Estaba constipada. Empezó la clase y terminó enseguida, estaba en mi mundo. Lo mismo pasó con Historia, Biología, Plástica, Religión y Lengua.   
Salí de lengua y me dirigí a mi casa sin esperar a mis amigas.
-Sofía. –Dijeron Ana y Ainara acercándose corriendo.
-Hey. –Sonreí forzada.
-¿Qué te pasa? Estás como ida, no te enteras de nada, no has hablado en ninguna clase.
-No, nada. No me encuentro bien, ya sabéis. La garganta. –Dije volviendo a caminar.
-Sofía. –Dijeron poniéndose a mi altura.
-Lo sabemos todo. Nosotras y  los demás, todos. –Dijo Ana. Yo me senté en un banco cabizbaja y me puse a llorar de nuevo.
-Sofía, lo sentimos mucho. –Dijo Ainara.
-Me voy a morir. ¿Verdad? –Les pregunté.
-No digas eso, tienes que ser fuerte. –Volvió a decir.
-No quiero morirme, no quiero morirme. –Dije secándome las lágrimas y abrazándolas.
-¿Lo sabe Justin? –Preguntó Ana de nuevo.
-No, no sabe nada. No sé cómo contárselo a la gente. No quiero estar así. –Dije. –Cinco meses y todavía no lo sabe. No me encuentro con fuerzas como para decírselo.
-Tienes que ser fuerte, ¿vale? Nos tienes aquí, sabemos que es complicado, muy complicado. No queremos que te pase nada malo. Estaremos apoyándote, siempre. –Dijo Ainara cogiéndome para volver a caminar.
-Estoy sin fuerzas, no como a penas. No sonrío, no hablo, no duermo por las noches, me paso los días llorando. Esto es increíble. ¿Por qué? –Dije sin parar de llorar, caminando hacia mi casa.
-Sofía… ¿Por qué no se lo dices a Justin?
-Tengo miedo. –Dije.
-¿Miedo a qué? –Me preguntó Ana.
-A que me rechace.
-Tú eres tonta. Te ama Sofía, te ama. Lo conoces bien. Es tú ídolo.
Seguimos hablando hasta que llegamos a la puerta de mi casa y me despedí de ellas. Llegué a mi casa, me puse el pijama. Cogí y IPod y me tumbé en la cama a escuchar música. Unas horas después me llamó Justin.
-Hola. –Dije alegre.
-Hola mi amor.
-¿Qué tal todo? –Pregunté.
-Bien, bien ¿y tú? –Me dijo. Yo me quedé unos segundos en silencio.
-Bien, bien también.
-¿Seguro?
-Sí, si ¿Por qué? –Dije confusa.
-Te conozco y no sé, te noto rara.
-Mm, pues todo está bien.
-Me alegro cariño.
-Y yo.
Así pasamos hablando horas. Al final terminé contándoselo todo. Mis amigas me han abierto los ojos, necesitaba sincerarme con él.

Bueeeeeeno, qué, ¿Cómo os quedáis? Tengo que decir algo, y es que estamos en la recta final de la novela, quedan unos capítulos, pero pronto se acabará. Por cierto, no déis por seguro lo que pasará porque pueden pasar mil cosas. Ella es fuerte, como sabéis. Y nada, espero que os haya gustado. Gracias por preguntarme siempre que estoy mal, o si me notáis rara, de verdad. Muchas gracias por todo. Espero que me digáis que os ha parecido en una mención en Twitter. Os quiero. Gracias a vosotras por hacerme feliz.

lunes, 6 de febrero de 2012

CAPÍTULO 21. ~Vive tus sueños.~

•Al día siguiente.
-Buenos días princesa. –Me susurró al oído.
-Cuanto tiempo sin escuchar eso. –Dije sonriendo y desperezándome.
-Y lo que te queda cariño.
-¿Cómo?
-Se han suspendido los vuelos por fuertes lluvias. Otro día más aguantándome. –Dijo sonriente.
-¿Sí? ¿¡Sí!? ¡Sí! Bien, bien, bien. –Dije levantándome de la cama dando saltos y abrazándole. El rió.
-¿Sigue lloviendo? –Pregunté.
-Sí, lleva lloviendo a mares toda la noche.
-¿Y los demás? –Pregunté.
-No sé. ¿Qué hora es? –Preguntó.
-No te lo vas a creer. –Reí mirando al reloj. Puso cara de no entender.
-Las cuatro y media. –Reí.
-Dios. ¿Cuánto hemos dormido? –Rió.
-¿A qué hora nos acostamos anoche? –Dije.
-No sé. Tarde, muy tarde. –Reímos.
-¿Bajamos? –Pregunté.
-Sí, sí. –Dijo. Bajamos abajo y no había nadie.
-¿Dónde estarán? –Dije mirando por la ventana, la verdad. Daba miedo, llovía demasiado.
-Mira esto.
-¿Qué? –Dije. Me dio una carta.
“Hello chicos. Como os queremos mucho, nos hemos enterado que han cancelado los vuelos de hoy y somos buenas personas hemos decidido irnos ya para dejaros aquí vuestro nidito de amor, no nos deis las gracias, os lo merecéis. Hay comida en la nevera. Atentamente baby baby baby oooh. Los demás. Que disfrutéis jijijijiji.”
Yo reí a carcajadas. Él también lo hizo.
-Que cabrones. –Reí.
-Kenny vendrá a por nosotros a las ocho, entonces tenemos un poco más de tres horas. ¿Qué hacemos? No podemos salir de la casa. –Dijo el mirándome.
-Lo primero, comer. –Reí.
-Eso mismo estaba pensando. –Rió también.
En la nevera teníamos una pizza echa de ayer, comimos eso. No hicimos nada especial, besuqueos viendo una película que echaban por la tele, una de miedo. ‘The ring’ cuando yo me asustaba él me abrazaba y se reía. Así pasamos el rato.
-Tengo ganas de…
-¿De qué? –Respondí.
-De ti. –Dijo sin apenas dejarme tiempo para respirar. Me besó fuerte acariciando mi muslo de una forma un poco prohibida y besando mi cuello salvajemente.
Llamaron a la puerta. -Debe ser Kenny. –Dijo. –Con todas las ganas me ha dejado. –Escuché que decía por lo bajo. Yo reí.
-Escóndete por si acaso. –Reí.
-Men. –Se oyó ese grito desde la calle.
-Sí, es Kenny. –Reímos.
Abrí la puerta.
-Buenas Sofía. –Dijo saludándome.
-Hey Kenny. Cuanto tiempo. –Reí.
-Si ¿Verdad? ¿Estáis preparados? –Preguntó.
-Sí. –Dijo Justin cogiendo las cosas.
Subimos al coche, pronto llegamos a casa.
-Hola. –Sonreí mirando a Pattie.
-Hola Sofía. –Dijo alegremente abrazándome.
-Hola Mamá. –Sonreí.
-Hola Isa. –Dijo Justin a mi madre.
Cuando ya nos habíamos saludado todos mamá y Pattie nos propusieron ir a dar una vuelta, por donde no había nadie. Pues mi pueblo es pequeño y apenas hay gente por la noche, aceptamos. Fuimos arriba a vestirnos. Justin salió con una camisa azul y blanca de cuadritos y unos pantalones de los suyos grises con unas supras azules también. Yo me puse una falda alta de las de por arriba, negra. La camiseta era de color marrón clarito al igual que los zapatos. Me alisé el pelo.
Ya estamos. –Dijimos bajando.
Mamá y Pattie se quedaron mirándonos. Justin y yo nos quedamos mirando uno al otro como raros.
-Estábamos comentando lo mucho que pegáis. –Rió Pattie. Justin y yo volvimos a mirarnos y reímos.
[NARRA JUSTIN]
Al final salimos a dar una vuelta, jamás imaginé que encontraría una chica como ella, que no le importe nada, que solo mire por mí, que sea tan atenta, tan responsable. Que a mi madre le caiga bien y esté deseando volver a verla. Que esté tan metida en mi mundo, que no haga las cosas por fama, que le de igual todo, que solo nos importemos el uno al otro, pero sí, la encontré. Se llama Sofía Martínez, con la misma chica que voy ahora de la mano. Con la misma chica que antes he compartido el helado. La amo. La amo con toda la fuerza de mi alma, me da igual repito, igual todo lo demás. Vivo por y para mis fans ¿Qué es ella? Ella es belieber, ella es mi novia, pero es belieber. Estoy seguro vamos, segurísimo de que ese sentimiento no va a cambiar para ella. Es la persona más perfecta para mí que podía haber encontrado, Dios. No quiero separarme de ella ni un minuto, me da miedo que encuentre a otro. Mucho miedo, porque yo estoy totalmente seguro de que lo único que quiero está aquí, en España. Pero no puedo hacer eso.
Volvimos a casa, y después de un jugueteo. Nos dormimos.

Bueno, no estoy pasando por mi mejor momento y como véis no estoy muy inspirada. Siento la tardanza y todo eso, espero que me sigáis leyendo. Gracias por sacarme una sonrisa siempre, no dejéis de hacerlo. Espero vuestras menciones a Twitter (@_myswagdream) Os quiero.

sábado, 4 de febrero de 2012

CAPÍTULO 20. ~Vive tus sueños.~

Yo miré para atrás, seguramente está cerca de aquí escuchándolo.
-Haber, escúchame atenta. No grites y no digas nada ¿vale? Que esto no salga de aquí.
-¿El qué? –Me preguntó extrañada. Salió Justin.
-Hola amiga. –Sonrió. Ella se abalanzó a abrazarle.
-No llores. –Sonrió Justin mirándola. La niña no articulaba palabra, solamente salían lágrimas de su interior.
-¿Cómo te llamas linda?
-Ma… ma... Marta. –Dijo por fin.
-Encantado. –Sonrió.
-¿Por favor puedo hacerme una foto con vosotros? –Dijo señalándome para después señalarme a mí.
-Vale. –Dije.
-Claro. –Sonrió él.
-¿No te hace más ilusión hacerte una solo con él? –Dije sincera.
-No, quiero tener una con los dos. Es que me encantáis. –Dijo sonriendo, tenía una sonrisa linda.
Foto.
-¿Cuántos añitos tienes? –Preguntó Justin.
-Once. –Dijo nerviosa.
-Bueno pues esto ya está… dios. –Dijo su padre saliendo del baño. Quedándose mirando embobado a Justin. Nosotros reímos.
-¿Pero tú eres Justin Bieber, no? –Preguntó.
-Si si, soy yo. –Rió Justin.
-Pero por favor, dígale a su hija que no se lo diga a nadie, he venido antes y no quiero que se entere nadie, ya sabe. –Dijo mirando al hombre
-No, tranquilo nadie se enterará. –Dijo el señor.
-Muchas gracias. –Dijo Justin sonriendo. Se estrecharon la mano.
-Bueno esto ya está arreglado. No hace falta que me pagues Jorge, con hacer feliz a mi niña me sobra. –Dijo él. La niña seguía en shock.
-¡Para que luego no me quieras acompañar a ningún lado! –Rió su padre mirando a Marta. Todos reímos.
-Adiós. –Dijo la niña.
-Adiós. –Dijimos al unísono. Nos quedamos otro rato en el salón.
-Creo que va a llover. –Dijo Marco entrando por la puerta.
-¿Vamos al jardín antes de que se ponga a llover? –Me preguntó ignorando a Marco.
-Venga. –Dije cogiéndole de la mano.
Estuvimos como un cuarto de hora dando una vuelta por el jardín. Lo recorrimos entero fijándonos en todos los detalles, la casa era preciosa. No parábamos de hablar, de todo. De verdad nunca pensaría que después de todo este tiempo todo esto va tan bien, que no es porque sea Justin Bieber, pero es la mejor persona que he conocido. Por muchísimas cosas, que hace, que me demuestra. Por todo.
-Estoy muerto. –Dijo Justin tumbándose sobre el césped.
-Y yo. –Dije tumbándome al lado, con la mano sobre su barriga.
Nos quedamos un rato en silencio.
-¿Te acuerdas de la noche en la playa? –Me preguntó rompiendo este.
-Sí. –Dije.
-Pues… -Dijo poniéndose sentado. – ¿Ves aquella estrella? La que está entre esas dos que son más grandes de las demás. Avanza a pasos agigantados.
-Esa estrella es preciosa. –Dije.
-Fue bautizada hace dos semanas, ¿Sabes cómo se llama?
-No. No sé.
-Sofía.
-¿Qué quieres? –Sonreí.
-No. La estrella.
-¿La estrella qué?
-Que se llama así. –Dijo carcajeando.
-¿Cómo? –Dije perpleja.
-Que esa estrella. –Me miró. -Es tu estrella, es nuestra estrella. Sofía.
-De… ¿de verdad? ¿Me has comprado una estrella? –Asombré.
-Una estrella así… Debe llevar un nombre acorde con ella. Precioso, como tú.
-Justin ¿me… me estás diciendo que de verdad me has comprado esa estrella?
-Sí. Y cuando seamos mayores se la enseñaremos a nuestros hijos. Será suya, luego de nuestros nietos. Esa estrella siempre pertenecerá a nuestra familia.
Yo apenas podía articular palabra, esto es tan… todo es tan… dios. Sin palabras como siempre.
-¿Quieres tener hijos conmigo? –Dije sonriendo.
-Pues claro que sí, cuatro o cinco. Dos niños y tres niñas. O tres niñas y dos niños, como nos salgan. –Dijo acariciándome la cara. Yo reí.
-Viviremos en una casa como esta… o más grande. Les daremos toda la felicidad del mundo, crecerán sanos y guapos como su madre. Cuando sean más grandes me los llevaré a mis conciertos. Andrea y Adam, los mayores, cuidarán de los demás los viernes, cuando te lleve a cenar al restaurante más bonito de toda España. Porque por cierto, viviremos aquí. Tendremos muchos animales, sé que te encantan. A mí también. Ya lo sabes creo. Dos o tres perros. Un poni para que los pequeños puedan pasearse a sus anchas por los jardines de nuestra casa mientras que nosotros estamos juntos adentro. O si no Dennis, nuestra sirvienta cuidará de ellos cuando estemos de giras y solo podamos ir a verlos un día a la semana. ¿Te parece? –Dijo sin parar de sonreír y mirándome a los ojos.
Yo reí. No paraba de sonreír y mirar a sus preciosos ojos miel.
-Me parece. –Dije besándole. Empezó a llover, cada vez más.
-Dios, Dios. –Dije levantándome del suelo. Él se levantó también.
Llovía muy fuerte, nos mojamos enteros. Corrimos hacia la puerta.
-Dios. –Dije cansada en la puerta,  estirando de la camiseta para quitar toda el agua.
-Oh man. –Dijo haciendo lo mismo que yo.
Yo me tiré todo el pelo para atrás, íbamos completamente mojados de arriba abajo.
-Habrá que aprovechar ¿no? –Dijo.
-¿Qué? –Dije gritando, pues llovía muy fuerte. Me cogió de la muñeca y me puso en el medio.
-¿Qué haces? Me estoy mojando. –Dije mirándole raro. Él no me dejaba volver a cubierto.
Entonces se acercó a mí. Estábamos los dos mirándonos, eran las 2 de la madrugada, de noche. Todo estaba oscuro y mojado, llovía muchísimo. Se acercó, puso sus manos sobre mi cara mojada y me besó, yo le imité poniendo mis manos sobre su camiseta toda mojada. Nos comenzamos a besar cada vez más deprisa y salvaje. Me cogió los muslos impulsándome para colgarme sobre él, lo cogí de la espalda y el a mí del trasero, crucé las piernas sobre su cuerpo, subió sus manos a mi espalda, yo con la mano que me sobraba tiré su pelo totalmente mojado para atrás, dejándole el trocito de frente que tenía con flequillo al descubierto. Después de eso seguimos besándonos igual, me dejó sobre el suelo otra vez y cogió de mi trasero, yo subí mis manos a su cuello.
-Vamos para adentro, me muero del frío. –Dije cogiendo una bocanada de aire.
-S… sí. –Dijo respirando.
-Te vuelves loco. –Dije corriendo subiendo las escaleras riéndome. El rió.
-Que ganas tenía. –Dijo mordiéndose el labio inferior, me mata.
-Estábamos necesitados cariño. –Reí.
-Mañana me vuelvo a ir. Sabes.
-Sí, sé.
-Joder. –Dijo separando por sílabas.
-Bah, tú nunca te vas. –Volvió a decir.
-¿Por?
-Porque te tengo aquí. –Dijo dando unas palmaditas en el corazón.
-Hay amor. –Dije abrazándole.
Después cogí mi pijama para quitarme toda la ropa pues estaba totalmente mojada, fui al baño y me la puse, era de pantalón de culote y muy pegado al cuerpo tanto la parte de abajo como la de arriba. Después entré a la habitación y estaba Justin completamente en boxers, sin nada más.
-Ups. –Dije nerviosa. El rió.
-Va pasa, no pasa nada. –Dijo acercándose. Yo me puse aún más nerviosa. Se acercó y me mordió el labio inferior. Yo lamí el mismo. Sonreímos. Nos acercamos y nos besamos.
Cogió de mi trasero de nuevo, yo cogí de su cuello, después de esto me tiró en la cama. El aún estaba solo en boxers, se puso encima de mí. Se apoyaba con las rodillas en la cama para no hacerme daño, con las manos tocaba mi pelo y a veces la cara. Me volteó quedando yo encima de él, con la mano cogió de mi camiseta estirando para arriba, yo hice un gesto y me dejó, bajé otra vez mi camiseta, juntamos las caras y sonreímos. Empezamos con el juego de llevarnos el labio del otro a nuestro terreno. Yo no podía más. Volvió a estirar de mi camiseta y esta vez asentí, me la quitó. Se quedó mirando y rápidamente actuó y siguió con lo suyo al igual que yo con lo mío, nunca habíamos estado así. Yo estaba en sujetador y culote, y él estaba en boxers. Sí, Justin Drew Bieber en boxers. Volvimos a reír de ver la situación en la que estábamos. Otra vez volteó y quedó el arriba. Seguimos con esto hasta más de las 5 de la mañana. Habíamos perdido en control hace unas horas.

Guaposas, aunque no diga nada ya sabéis, ponerme una mención en twitter diciéndome que os ha parecido el capítulo, ¿Vale? Os quiero. Y lo siento por no subir antes, pero esque no he estado en mi casa.