Bueno, no se si lo sabéis, pero Twitpic va como una puta mierda. He probado a subir capítulo unas diez veces y nada, por eso y como no puedo tener a mis maravillosas lectoras sin capítulos lo he subido aquí, tenía este blog pero nunca lo había utilizado, pues ahora iré subiendo todos los capítulos hasta que a Twitpic le de la gana de volver a funcionar. Siento la espera. Espero que os guste ->
El rió. Subimos las escaleras después de explorarlo todo un poco.
-Tú dormirás aquí. –Dijo.
-¿Esta no es tu habitación? –Pregunté.
-Sí, pero donde cabe uno caben dos, ¿no?
Yo reí. –Es donde caben dos caben tres.
-Bueno, qué más da. –Dijo riendo.
-Yo me pido arriba. –Dije.
-No, yo arriba. Soy claustrofóbico. –Ríe.
-No sé si sabes que yo también lo soy. –Dije riendo.
-Jope. –Dijo. –Es verdad.
-Bueno, pruebo hoy a ver si puedo dormir aquí abajo. –Dijo.
-Vale. –Dije dejando las maletas.
-Tenemos la casa para nosotros solos.
-¿Si? ¿Y tu madre?
-Ha ido a pasar esta semana que tenemos de descanso con unas amigas, a Hawái.
-Jo, qué envidia. –Dije riendo.
-Bueno, aquí no está Hawái, pero tengo piscina y jacuzzi. –Dijo riendo.
-¿Enserio? –Dije.
-Sí, venga vamos. –Dijo estirándome de la mano.
-Eh, espera que tengo que ponerme el biquini. –Dije.
-Bueno… -Dijo.
-¿Cómo que bueno? –Dije riendo.
-Que si quieres te lo pones, si no, no. –Dijo.
Yo abrí mucho los ojos y él me miró extraño. Riendo.
-Anda, sal que me voy aponer el biquini. –Dije riendo.
-Vale, yo voy a ponerme mi bañador. –Dijo poniendo carita de bebé.
-¿Por qué pones esa cara, das miedo. –Dije volviendo a reír.
-Nada, nada.
-Vale, sal. –Dije.
-Adiós, nunca te olvidaré. –Dijo serio.
-Pero… ¿Qué dices? –Dije riendo a carcajadas. El solo rió, una risa que me hizo bastante gracia. Este chico está mal, muy mal, y eso mola. Esto es tan… Dios.
Me puse un biquini rosa, nunca me lo había puesto, porque me da un poco de vergüenza. Pero creo que esta es la ocasión de estrenar ese biquini.
Salí, era una casa enorme para nosotros solos, no sabía dónde estaba nada, empecé a gritar ‘Justin’, a ver si me oía, seguro que estaba escondido en algún sitio para darme un susto, como si lo viera.
-¿Justin? -Dije mirando en una habitación. Nada, no está.
-¿Justin? –Dije riendo.
-UUUUUUUH. –Dijo saliendo de detrás de una puerta.
Yo metí un gran chillido.
-Joder Justin. –Dije sentándome en el suelo.
-Joder tu… madre mía que… puf… desde aquí arriba tengo una buena vista… de todo… en general. –Dijo tartamudeando.
Yo reí a carcajadas. –Eres tonto. Jope. No me mires, así. –Dije riendo. En realidad me encanta que me mire así. Normal. Es Justin. Justin Drew Bieber.
Me tapé con la mano. Fuimos al Jacuzzi. Él no paraba de mirarme.
-Deja ya de mirarme así, que me das miedo.
-Nunca había tenido delante a una chica como tú y en biquini. –Dijo mirándome de nuevo.
-¿Cómo que como yo? –Pregunté.
-Tan… tan bien, tan bien. –Dijo nervioso.
-Pero si soy una chica normal, exagerado. –Dije riendo.
Así seguimos durante un largo tiempo. Más de una hora diría yo, estábamos en el jacuzzi, la verdad es que se agradece después de tanto tiempo en el avión, luego nos cambiamos a la piscina, igual, tonteando mucho, muchísimo. Es que era algo fuera de lo común, no sé, todo es tan surrealista. No me lo creo aún del todo.
Él se sentó en un asiento que había en el jacuzzi y yo me puse encima de él, tumbada con la cabeza en su abdomen. El acariciaba mi barriga, a veces llegaba un poco más arriba de lo permitido, tocando el arito del sujetador, veía su cara, se mordía el labio.
-Ais. –Dije.
-Ais. –Dijo el con el mismo tono.
-¿Qué hora es? –Pregunté.
-Las 9 y media casi.
-¿Qué cenaremos? –Volví a preguntar.
-Mmmmm… ¿McDonald? –Volvió a preguntar.
Yo reí. –Amas el McDonald eh. –Dije volviendo a reír.
-Te amo a ti. –Dijo de sopetón.
-¿Qué? –Dije. Flipándolo no, lo siguiente.
-No nada, olvídalo. –Dijo mirándome.
-Vale… lo intentaré.
-¿Llamo y que lo traigan a casa? –Dijo.
-¿El McDonald trae comida a casa? –Pregunté.
-A mi si, recuerda que soy Justin Bieber. –Dijo.
Yo reí. –Creo que se me había olvidado. –Dije irónicamente.
-Mmm… ¡tonta! –Dijo riendo.
-Oh, te has pasado –Dije levantándome de encima de él, ahora me enfado y no respiro. –Dije cruzándome de brazos.
Me puse en el asiento de enfrente de él.
Entonces el vino a mí y se sentó encima.
-Me aplastas. –Dije con voz rara.
-¿Estás diciendo que…? –Dijo con una voz graciosa.
-Sí, que estás gordo. –Dije riendo.
El rió a carcajadas. -¡Mentira! –Dijo con voz de bebé.
Me quedé mirando sus abdominales.
-Mentira, mentira. –Dije riendo.
Llamaron al timbre. -Ya nos traen la comida -Dijo Justin.
-Bajo yo si quieres. –Dije.
-Sí, baja tú, que si me ven… -Dijo.
-Entiendo. –Dije riendo.
Bajé abajo y subí la comida. Después de comer fuimos a ver una peli y después nos acostamos, estábamos muertos de sueño.
Al día siguiente hicimos más de lo mismo, con él no me podía aburrir, así todos los días, pasaron 4 días… 4 días y yo estaba aquí, en casa de Justin Bieber, esto lo he soñado más de cuatrocientas veces. Estábamos tonteando. Demasiado. Pero no llegó a pasar nada más de eso. Somos… amigos.
-Mañana tenemos que hacer algo guay. –Dijo.
-Sí, algo guay.
-¿Una fiesta? –Preguntó.
-Sí, eso estaría bien. –Dije riendo.
-Invitaré a algunos amigos más, de aquí. ¿Vale? –Preguntó.
-Claro. –Sonreí.
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